El malo de la película

El malo de la película

martes, 7 de octubre de 2014

Llena de protocolos

Más que preocupada uno vio ayer a Ana Mato molesta. Incómoda no por el marrón si no por tener que dar explicaciones al vulgo. A esa tan cacareada opinión pública que no tiene ni idea de happenings ni de fiestas de cumpleaños pagadas con dinero del Monopoly ciudadano. A esa Mato más amohinada que circunspecta se le llenó la boca de protocolos. Protocolos fallidos y no reconocidos, claro, y hasta arrugó el entrecejo cuando algún inconsciente osó mentar a la bicha, la dimisión.

La ministra despachó al morlaco mirando a sus lados para esquivar cualquier pregunta mínimamente comprometedora y lanzó mensajes de tranquilidad que alarmaron a la población hasta límites insospechados. Otro nuevo hito de la política celtíbera. Otro triunfo de la marca España.



Cualquier día de estos Mato se pasará por el congreso para que le pregunten obviedades y lo mismo, si suena la flauta, alguien le hará sentir de nuevo molesta. Incómoda en su papel de señora que tiene que parecer que sabe sin tener ni pajolera idea. A esa pregunta sorprendentemente inteligente ella responderá como tan bien sabe hacer: marcando esas patas de gallo aradas en años nuevos en los Alpes suizos, achinando los ojos de manera amenazante, como si perdonara la vida de aquel que ha descubierto sin ser América su inutilidad.


Mientras eso ocurre, vayan ustedes apretando el trasero, no vaya a ser que nos llenen el susodicho de protocolos a la mínima de cambio.